GRAND MOTEL
San Luis Potosí
Habitación 24

Recuerdo cuando Caro visitó mi ciudad y pude coincidir con ella, una mujer hermosa, de buen cuerpo y una sonrisa que conquista.

Ya en el interior de la habitación, después de una breve platica y la entrega del regalito, ambos nos entregamos a una serie de caricias, en las cuales yo demostraba desearla y ella me hacia sentir deseado.

Cabe mencionar que en ese momento yo acababa de asearme y solo tenía una toalla ceñida a mi cintura, por lo cual era muy placentero sentir el recorrer de sus manos por mi espalda y la calidez de sus besos.

Llevado por la pasión provocada por su escote, busque besar sus pechos y cual nodriza atendiendo a su criatura liberó uno de ellos, para que pudiera amamantarme, su pezón estaba endurecido por la excitación por lo cual me fue fácil prenderme de él succionando y lengüeteándolo arrancando suspiros de placer de Caro, al verme ten emocionado sacó el otro seno del escote para que me deleitara también con él.

Sus caricias provocaron la erección de mi miembro , el cual brotaba por la abertura de la toalla, Carolina al darse cuenta de tal presencia, con su suave mano comenzó a acariciarlo.

Me despojó de la toalla y se arrodillo para masturbarme, haciendo fluir el líquido pre eyaculatorio, por lo que me sentó en la cama y fue a su bolso por unas toallas para limpiarme.

En ese momento le mencione si quería alguna bebida, a lo cual me respondió que en ese momento tenía ganas de verga, a lo que le respondí que por mera casualidad yo tenía una disponible. Ambos reímos y continuamos el encuentro.

Carolina se había quedado con una coqueta lencería blanca cuando comenzó a succionar mi miembro, por lo que le pregunté si era mi luna de miel, a lo que me contestó si tú quieres papi… pero que te parece si mejor te doy tu despedida de soltero? Cosa que después le agradecí.

En verdad Caro me aplico una reverenda mamada, , si así me le hubieran chupado en mi despedida, no me hubiera casado. Ella aplica un ensalivado como se tiene que dar, tomo mi verga dando golpeteos a su cara y a sus senos, acompañado de un jugueteo de los pezones con el orificio del glande, en verdad no sé de dónde saqué fuerzas para no explotar.
Posteriormente me colocó el látex y se montó encima de mí para comenzar la cabalgata. El rebote de sus senos, sus gemidos de placer me trasportaban a otro mundo, después Caro giró para seguir montándome mientras contemplaba también su hermoso trasero, al cual no pude resistir darle unas nalgadas. Carolina se excito y me ordenó que le pegara con más fuerza, tímidamente obedecí con golpes con un poco más de fuerza, Ella sin embargo aún de espaldas buscó mi mano y tomando vuelo golpeó sus nalgas para marcar la fuerza del castigo.

Tal era la intensidad del momento que le mencione que no iba a aguantar mucho más, le pedí que se acomodara en cuatro para que pudiera penetrarla así antes de eyacular. Al introducirme en ella nuevamente y tomándola por la cintura, podía observar las marcas de mi mano en esas lindas nalgas, de tal modo que al preguntarme en donde quería terminar, la respuesta era obvia, tenía que pedir perdón a esas hermosas nalgas derramando en ellas mi leche. En el momento de la eyaculación me aparté de ella, retire el preservativo y acerqué mi miembro a su trasero para explotar.

La marca de mis manos indicaban el punto para apuntar, el semen brotaba y al mismo tiempo utilizaba el aún erecto pene para esparcir el líquido por toda la nalga. En ese momento me desplome en la cama. Caro se incorporó para limpiar mi verga, preparándola para el segundo raund.